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  • Miller Soto

Un virus... Una lección


Un mundo dominado por el poder político y el poder económico, recibe una implacable lección de la madre naturaleza. Una lección con la capacidad de poner en evidencia nuestra fragilidad, nuestra pequeñez. Un mundo dominado por el materialismo y la avaricia, recibe una clase magistral de valores que habíamos olvidado. Una clase que exhibe la importancia del amor al prójimo, la solidaridad, el sentido común y la cooperación. Un mundo controlado por la vanidad y los aires de superioridad, es obligado a ponerse una máscara que nos desenmascara. Que nos recuerda que somos iguales.

En tiempos de polarización, xenofobia y egoísmo, las circunstancias nos enseñan que estamos hechos de lo mismo. Que por muchos muros que levantemos, no hay manera de esconder nuestra vulnerabilidad.

Un planeta bombardeado por micro-misiles de un veneno que desconocíamos, es un planeta que inexorablemente ha de cambiar. Y aunque hoy no queremos que cambie, hemos sido nosotros, la especie humana, los únicos que hemos contribuido con ese cambio al que tememos. Al que hoy tanto despreciamos.

Deploramos la distancia a la que nos acostumbramos, extrañamos los abrazos que ya no damos, valoramos a los abuelos que descuidamos, estimamos a profesionales que generalmente subestimamos; y mientras la naturaleza se pronuncia en esto que absurdamente percibimos como una especie de ‘vendetta’ por el mal que le hicimos, olvidamos que existe una justa relación entre ‘causa’ y ‘efecto’.

Es nuestra arrogancia la que nos lleva a “avanzar” de espaldas a la naturaleza, muchas veces desafiándola o destruyéndola, en lugar de evolucionar en alianza con ella. Y es esa arrogancia la que hoy recibe un duro golpe que nos hará cambiar. Porque por mucho que obstinadamente nos neguemos a aceptarlo, cambiaremos. La pregunta es: ¿cómo cambiaremos? No lo sé. Quizá volviendo a ser lo que una vez fuimos, pero con otros propósitos y otra forma de actuar. Sí, tal vez en eso consiste el cambio. En resetearnos para un nuevo comienzo. Un renacimiento en el que la humanidad vuelva a ser humana, en el que no traicionemos a la naturaleza, en el que seamos leales a nosotros mismos.

Un nuevo comienzo para la humanidad y para todo lo que hemos creado. Política, economía, relaciones, instituciones, concepciones, ambiciones, atribuciones, percepciones, etcétera. Porque de nada servirá el reinicio de una sociedad viciada, si no cambiamos el efecto de sus vicios.

Aprendamos de nuestros antepasados que sacrificaron su vida por la libertad, y dejemos de construir un mundo en el que sacrificamos nuestra libertad para conservar la vida.

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